Siempre me ha gustado escribir, es un acto que he practicado habitualmente a lo largo de mi vida y que mayoritariamente se ha quedado convertido en un gran cajón de correspondencia compartida con alguno de mis amigos.
Desde que aparecieron las nuevas tecnologías, como el correo electrónico, y las redes sociales, las largas cartas se han sustituido por pequeños mensajes en muros, y teléfonos. En algún momento, intenté seguir manteniendo mi impulso, pero a los receptores de la carta, les dio algún que otro ataque de risa y decidí que era el momento de dejarlo sin más, con la convicción de que jamás llegaría a tener una relación epistolar similar a la de Paul Auster y John Maxwell Coetzee. Así que, aparqué mi actividad hasta que alguien me sugirió esta vía.
Lo que leerás aquí no es un asunto profesional o personal, son las dos cosas, porque si yo no soy capaz de separarlas en el día a día, ¿ como voy a ser capaz de hacerlo en mi cuaderno de bitácora?
Mi trabajo como interiorista es una pasión, hace que me levante cada mañana con una sonrisa, mi inquietud por ver y fotografiar aquellas cosas que llaman mi atención, cuando viajo o cuando paseo por mi ciudad, Madrid, mis pintores fetiche, los progresos de las obras, en definitiva las cosas que me motivan, me afectan y me inspiran, eso es lo que encontrarás aquí.
Este medio, ha conseguido calmar un poquito mi enorme necesidad de comunicar y contar, y si encima le interesa a una sola persona, ¿ que más se puede pedir?